Ajo (Allium Sativum L) propiedades
NOMBRE VULGAR:
Ajo
NOMBRE CIENTÍFICO: Allium Sativum L
FAMILIA: Liliáceas
ETIMOLOGÍA:
Allium: nombre genérico muy antiguo. Las plantas de
este género eran conocidos tanto por los romanos como por los griegos. Sin
embargo, parece que el término tiene un origen celta y significa
"quemar", en referencia al fuerte olor acre de la planta. Uno de los
primeros en utilizar este nombre para fines botánicos fue el naturalista
francés Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708).
Sativum: epíteto latino que significa
"cultivado".
DESCRIPCIÓN
Planta perenne de la familia de las liliáceas de hasta
1,5 m. de altura. Hojas planas de hasta 8 mm de anchura. Flores verdosas o
blanquecinas, a veces rosadas, muy poco abundantes (algunas veces inexistentes)
que sobresalen con su largo pedúnculo sobre una cabezuela de bulbillos. Espata
mucho más larga que la cabezuela. Bulbo (cabeza de ajo) formado por una
envoltura blanca dentro de la cual se encuentran varios bulbillos ( dientes de ajo).
HISTORIA
Se conoce desde tiempos remotos, habiéndose
utilizado por la mayoría de las culturas, desde los antiguos egipcios, romanos,
griegos hasta en la misma India u Oriente.
Parece
ser que su origen se ubica en Asia central, desde donde se extendió
ampliamente.
Antiguamente
se utilizaba sobre todo por sus propiedades antibióticas y los soldados tanto
griegos como romanos solían masticar algunos antes y después de cada batalla.
Por otra parte, los egipcios lo consideraban como un gran afrodisíaco, mientras
que en lugares como el Himalaya aún hay pequeñas villas en las zonas más altas
en las que se utiliza en todos los platillos ya que ayudan a oxigenar el cuerpo
y fortalecer el sistema
inmunológico.
En
muchas partes del mundo hoy el uso del ajo está más bien ligado a cuestiones
gastronómicas.
CULTIVO
Los
requisitos ambientales para su cultivo son:
- Suelos
con buen drenaje, preferentemente francos o algo arcillosos, ricos
en materia orgánica y con humedad. Se adaptan con facilidad
en suelos cultivados previamente con cereales.
- Riego
permanente hasta el período anterior a la cosecha.
- Fertilización
superior a otras hortalizas.
- Desmalezamiento
del suelo, principalmente durante el primer período de germinación.
- Temperaturas
inferiores a los 17 °C.
La plantación se
realiza en invierno o principios de primavera cuando el diente
ya ha brotado y el nuevo tallo alcanza un 50% de la longitud del diente. Es
importante seleccionar los dientes destinados a plantar, debiendo escoger los
más sanos y representativos de la variedad para conservar sus cualidades.
La
siembra puede realizarse manualmente o con maquinarias, depositando el diente
en el suelo a una profundidad entre los 3 y 6 cm (una o dos veces el tamaño del
diente). Se debe poner con la punta hacia arriba, para evitar deformaciones en
la nueva planta. Otro aspecto a tener en cuenta para obtener una producción
considerable es el distanciamiento adecuado entre hileras y entre una planta y
otra. El ajo cultivado en climas fríos adquiere un sabor más picante.
El
momento adecuado para la recolección es en agosto y está
determinado por el uso posterior que se dará a los bulbos. Si el objetivo es
obtener semillas para una siembra posterior, deben cosecharse cuando las
hojas comienzan a marchitarse. En cambio, si se destinaran al consumo, no hay
que esperar a que las hojas se sequen completamente. El ciclo completo, desde
la germinación hasta la recolección de los nuevos bulbos, tarda aproximadamente
ocho meses.
Una
vez finalizada la cosecha, los bulbos deben mantenerse en un lugar tibio,
soleado y con buena ventilación durante dos o tres semanas, para que se sequen o curen.
Los
cultivos de ajo deben rotarse después de tres años como máximo, para evitar el
agotamiento del suelo.
El
ajo es fuente de VITAMINAS A, B1, B2, B3, B6, C y E; y en cantidades menores
ÁCIDO FÓLICO, ÁCIDO PANTOTÉNICO y NIACINA. Además contiene AGUA, AZÚCARES
(FRUCTOSA y GLUCOSA), CARBOHIDRATOS, PROTEÍNAS, FIBRA, POTASIO, FÓSFORO,
MANGANESO, CALCIO, HIERRO y SODIO y se la considera una de las plantas más
ricas en SELENIO y GERMANIO orgánicos.
AMINOÁCIDOS: ÁCIDO GLUTAMÍNICO, ARGININA,
ÁCIDO ASPÁRTICO, LEUCINA, LISINA, VALINA, etc.
También contiene ADENOSINA, una sustancia
química común en las plantas del grupo del ajo (cebollas, cebolletas, puerros,
etc), principal responsable de su capacidad para bloquear la agregación de
plaquetas y fluidificar la sangre.
Además
las cubiertas externas del ajo- y de la cebolla- contienen gran cantidad de
PECTINA, una fibra gelatinosa que terapéuticamente se utiliza para combatir la
diarrea, incrementar el torrente del plasma sanguíneo y disminuir el nivel del
llamado “colesterol malo” y de los triglicéridos tanto en la sangre como en el
hígado.
La
QUERCETINA, un flavonoide presente en el ajo, tiene propiedades analgésicas,
vasodilatadoras, antibacteriales, antiinflamatorias, hepatoprotectivas, etc.
Otro
componente del ajo es el AJOENO, un eficaz anticoagulante que ha demostrado
además un gran espectro de acción contra hongos y levaduras nocivas como el
aspergillus niger –presente frecuentemente en el canal auditivo externo- y la
cándida albicans que es causa, entre otras dolencias, de la vaginitis.
Otros
compuestos valiosos del ajo son los AMINOÁCIDOS SULFÚREOS, y entre ellos, especialmente
la ALICINA que es fruto de la mezcla de ALIÍNA con la enzima ALINASA. Estos
aminoácidos sulfúreos tienen un marcado efecto antibacteriano y antivírico,
contribuyen a aumentar los leucocitos y los macrófagos, reducen la presión
sanguínea, alivian el asma y la bronquitis, mejoran la función cardíaca y la
circulación de la sangre y ayudan al cuerpo a eliminar toxinas nocivas.
PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
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Cardioprotector
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Hipotensor
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Anticolesterolemiante
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Hipolipemiante
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Fluidificante y purificador de la sangre
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Vasodilatador
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Antibiótico
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Fungicida (elimina hongos)
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Desinfectante
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Vermífugo (sirve para expulsar los gusanos intestinales)
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Antiséptico de amplio espectro
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Anticoagulante
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Expectorante
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Descongestionante
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Diurético
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Estimulante
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Antipirético
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Afrodisíaco (considerado por los egipcios)
El Ajo es uno de los mejores remedios anticoagulantes que se conocen.
Favorece la circulación sanguínea. En cuanto a los problemas cardíacos, puede
reducir significativamente los niveles en sangre de triglicéridos y “colesterol
malo”, disminuir la presión arterial, fluidificar y purificar la sangre y
prevenir la coagulación o la trombosis en los vasos sanguíneos y así evitar
enfermedades circulatorias como arterioesclerosis, hipertensión, infarto de
miocardio, angina de pecho, colesterol y otras relacionadas con una mala
circulación como las hemorroides y las várices. Eficaz para evitar el
estreñimiento.
Para los diabéticos es asimismo un aliado interesante ya que reduce los
niveles de azúcar en sangre y estimula el proceso de absorción de la misma.
Diurético (favorece la eliminación de líquidos corporales) y estimulante
del tono vital posee además una indudable acción terapéutica sobre el hígado,
la vesícula, el páncreas y las glándulas tiroidea, pituitaria y suprarrenales;
siendo muy adecuada en casos de reumatismo, artritis, hidropesía ó edemas
(retención de líquido en los tejidos), gota (forma de artritis en la que se
acumula ácido úrico en la sangre), obesidad.
El ajo es un buen remedio contra las bacterias. Desinfectante, excelente
antiinflamatorio y antibiótico. Útil en infecciones de boca, garganta o pecho-
resfriados, toses, bronquitis, sinusitis, epoc ( enfermedad pulmonar
obstructiva crónica), laringitis, rinitis, asma y gripe (además es un buen
expectorante); infecciones de oído u otitis ; infecciones de estómago –buen
digestivo_ (diarreas y gastroenteritis);
infecciones de la piel (pie de atleta, tiña, acné, verrugas, callos, picaduras
de insectos) e infecciones del aparato genitourinario (cistitis, infecciones
renales, candidiasis). Por otro lado, el ajo es una manera natural de evitar la
infección por salmonelosis ya que en los preparados a los que se añade se anula
el riesgo de que exista la bacteria que lo causa.
Investigaciones realizadas han demostrado que el ajo también inhibe el
crecimiento de los estafilococos, los estreptococos y las bacterias causantes
de la disentería (trastorno inflamatorio del intestino) y del tifus. Además
está demostrada su efectividad para combatir microorganismos resistentes a
ciertos antibióticos- destruye las bacterias patógenas en los intestinos sin
dañar la flora natural que interviene en la digestión- y aumenta las defensas
naturales del organismo.
El ajo es un buen analgésico para aliviar los dolores de cabeza y de las muelas
así como las neuralgias.
Además el ajo fresco es un remedio calorífico. El acaloramiento que produce
al masticarlo produce sudor y elimina toxinas, incluidos los metales pesados
que se almacenan en el organismo.
RECETAS
. Agua de ajo para tratar el catarro común.
Hierva 250 ml de agua. Machaque 100
gr de ajo y échelos en el recipiente con agua. Tape la mezcla y déjela macerar
durante 12 horas. Luego cuélela y embotéllela. Esta agua de ajo debe tomarse a
lo largo del día en pequeños sorbos. El preparado debe llegarle para tres días.
El tercer día vuelva a elaborar otra cantidad igual del preparado. Al hacerlo
así se evita que el ajo pierda sus propiedades medicinales lo que podría
ocurrir más allá del cuarto día.
. Jarabe para la tos y la bronquitis a base de ajo.
Hierva medio litro de agua y apague
el fuego. Pique 50 gr de ajo y échelo en el agua hervida. Tape y deje reposar
12 horas. Añada miel y bata hasta conseguir un jarabe del que tomará una
cucharadita tres veces al día. Si es diabético o tiene sobrepeso no deberá
emplear esta fórmula.
. Aceite para ardor de pies.
Maceración de 8 o 9 dientes de ajo
en aceite de oliva durante 3 días. Aplicar el aceite con una gasa entre los
dedos de los pies.
. Cataplasma de diente de ajo ( para tratar verrugas, callos)
RECETA CULINARIA
. Salsa para acompañar carne.
Pique 7 u 8 dientes de ajo, una
cebolla y tres zanahorias y mezcle todo con cuatro cucharadas sopera de aceite
de oliva. Una vez troceado eche todo en un recipiente y póngalo a fuego lento
de 4 a 5 minutos. Después añada un vaso de agua tibia y un poco de vino blanco
(optativo), deje todo de nuevo a fuego lento durante 10 minutos y a
continuación permita que repose la mezcla 20 minutos. Eche antes, si quiere,
alguna hierba aromática de su agrado. Sólo le queda ya triturar bien el
producto final.
AJO NEGRO
El ajo negro o ajo envejecido se obtiene sometiendo a los ajos a un proceso
de fermentación especial. Después de un proceso de envejecimiento, el resultado
es el característico color negro de los gajos, y la concentración de sus
componentes medicinales. Se somete a una temperatura controlada (aprox. 70º C)
con una humedad alta (85-90%). A menudo se habla de fermentación, aunque el
término más correcto es ajo envejecido, ya que en el proceso no intervienen
bacterias ni levaduras. El proceso de cocción y maduración del ajo negro ayuda
a que se descompongan aminoácidos y a que se concentren las grasas y
polifenoles.
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