El CORAZÓN
Comprender que el ser humano no sólo es un
cuerpo físico y que está
conectado con todo, es un gran trabajo de
autoconocimiento.
Mente y cuerpo en
unidad, una misma conciencia. Materia y espíritu no están separados. Nuestro
espíritu es un tesoro que sirve de luz de guía a nuestro cuerpo para hacer
experiencia.
Para la medicina
china su morada es el corazón, y en un estado de equilibrio nos permitirá
vibrar en una frecuencia más elevada, de amor universal.
Nuestra
conciencia es una serie de campos de energía interconectados, todos vibrando en
frecuencias diferentes. Energía e información que se manifiestan como
pensamiento. Somos parte de un universo pensante, mental, con el cual podremos
resonar manteniendo nuestro cuerpo en orden y equilibrio.
EL CORAZÓN
El motor de
acción
El órgano del
corazón tiene su propia vibración ligada a su función, su ubicación, su
relación con el entorno, etc. Tiene un ritmo propio que influye en las células.
La frecuencia de su pulso es fundamental para el organismo.
Su campo
energético aporta orden y coherencia a nivel molecular e influye en los demás
órganos y en el entorno. Su energía unifica, da calor, motivación, ritmo,
alegría, compasión y amor incondicional.
Es la acción, el
fuego que mueve y pone en marcha, como su continuo bombeo que impulsa la
sangre.
Por su tipo de
energía y cualidades representa el elemento fuego en la teoría de los cinco
elementos.
Tiene una especial conexión con el cerebro. El
aprendizaje, el conocimiento y la memoria están ligados al corazón.
Regula a los
demás órganos por medio del control de la circulación sanguínea.
Alberga al espíritu (Shen). Rige los estados de ánimo y la claridad mental.
Alberga al espíritu (Shen). Rige los estados de ánimo y la claridad mental.
El estado de la
energía cardíaca se refleja en el color del rostro y la lengua: un rojo oscuro
indica exceso , un gris claro deficiencia.
El corazón está emparejado con el intestino
delgado, que separa los subproductos de la digestión puros e impuros, controla
la relación entre excrementos líquidos y sólidos y absorbe los nutrientes, que
luego envía al corazón para que éste los distribuya por todo el cuerpo.
El corazón: una bomba
La sangre para circular es puesta en movimiento por una bomba: el corazón. Este se compone de dos partes soldadas entre sí: el corazón derecho y el corazón izquierdo; en cada uno hay dos cavidades, una aurícula arriba y un ventrículo abajo, por los cuales circula la sangre. Esta pasa a la aurícula y luego al ventrículo y sale nuevamente hacia otros vasos. La circulación es posible gracias a la contracción de la pared del corazón, hecha de tejido muscular: el miocardio. El corazón derecho y el corazón izquierdo laten en cadencia, cada uno como una bomba que aspira y expulsa: gracias a las contracciones del corazón, las aurículas aspiran la sangre de los vasos y los ventrículos la expulsan, es decir, empujan la sangre hacia otros vasos. La sangre es propulsada mediante una fuerza que se denomina presión o tensión arterial. Si esta es insuficiente, los órganos no reciben la cantidad de sangre que requieren. Por el contrario, si es demasiado alta, puede dañar los vasos y los órganos.
El corazón: una bomba
La sangre para circular es puesta en movimiento por una bomba: el corazón. Este se compone de dos partes soldadas entre sí: el corazón derecho y el corazón izquierdo; en cada uno hay dos cavidades, una aurícula arriba y un ventrículo abajo, por los cuales circula la sangre. Esta pasa a la aurícula y luego al ventrículo y sale nuevamente hacia otros vasos. La circulación es posible gracias a la contracción de la pared del corazón, hecha de tejido muscular: el miocardio. El corazón derecho y el corazón izquierdo laten en cadencia, cada uno como una bomba que aspira y expulsa: gracias a las contracciones del corazón, las aurículas aspiran la sangre de los vasos y los ventrículos la expulsan, es decir, empujan la sangre hacia otros vasos. La sangre es propulsada mediante una fuerza que se denomina presión o tensión arterial. Si esta es insuficiente, los órganos no reciben la cantidad de sangre que requieren. Por el contrario, si es demasiado alta, puede dañar los vasos y los órganos.
Cuando el órgano del corazón se contrae, pone en movimiento la sangre, que distribuye en todas las células del cuerpo el oxígeno y los alimentos digeridos que se necesitan. La sangre pasa por los vasos sanguíneos.
Cerca de cinco litros de sangre circulan permanentemente por el cuerpo.
La sangre se compone de un líquido, el plasma, en el que se encuentran diferentes células, los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. El plasma proporciona a la células los alimentos digeridos que ha "recolectado" en su paso por el intestino. Los glóbulos rojos son las células más numerosas. Gracias a la hemoglobina que contienen, transportan el oxígeno desde los pulmones hasta los otros órganos y dan su color rojo a la sangre.
Otras células, los glóbulos blancos, tienen la función de proteger el cuerpo de las agresiones de los microbios. Finalmente, las plaquetas evitan las hemorragias, formando un coágulo en algún vaso dañado, cerrando la brecha: es la coagulación.
Los vasos sanguíneos: una red
Los vasos que llevan sangre desde el corazón son las arterias; aquellos que la devuelven a él son las venas. Si se sigue el trayecto de la sangre desde que parte del ventrículo izquierdo, se constata que primero es propulsada dentro de una gruesa arteria, la aorta. De esta salen arterias más pequeñas que conducen la sangre hasta las partes superiores del cuerpo: cabeza, cuello, miembros superiores, etc. La aorta desciende dentro del tórax y del abdomen, se divide y da origen a otras arterias que distribuyen la sangre en el intestino, el hígado y los miembros inferiores. Mientras más cerca están las arterias de los órganos, más se dividen en vasos muy finos. Finalmente, la sangre circula por vasos tan finos que se los denomina capilares (capilar significa "fino como un cabello"). Como son extremadamente numerosos y su pared es muy delgada, la sangre puede proporcionar fácilmente a las células de los órganos los alimentos y el oxígeno, y recuperar los desechos.
Después de haber atravesado los órganos, la sangre es recolectada por pequeñas venas que se unen para formar venas cada vez más gruesas. La sangre pobre en oxígeno ingresa en el corazón derecho por la aurícula derecha y luego pasa al ventrículo derecho que la propulsa por la arteria pulmonar hacia los pulmones donde se reoxigena. Después de los pulmones, la sangre reoxigenada va hacia el corazón izquierdo y pasa de la aurícula izquierda al ventrículo izquierdo, de donde vuelve a salir por la aorta. Este ciclo nunca se detiene.
La importancia de su ritmo
El corazón es considerado como el director de
una orquesta. La frecuencia de su pulso es fundamental para el organismo. Su
ritmo afecta a todas las células, aportando orden. Su pulso está conectado al
pulso de la tierra. Su latido sigue el ritmo de la naturaleza.
Cada ciclo de la
naturaleza es un intercambio rítmico equilibrado, que mantiene el orden y la
armonía.
El ritmo es
movimiento sincronizado. Todo lo que se mueve vibra. Movimiento, orden y
periodicidad se relacionan con el ritmo.
Todo lo que
existe está en movimiento y todo tiene un ritmo. La vida es movimiento y
nosotros vibramos en ella. El ritmo y la armonía de la vida provienen del
corazón.
Cuando perdemos
nuestro ritmo natural nos vemos cortados del flujo de energía universal, lo que
provoca una pérdida de control en nuestras vidas.
El universo vibra
y lo hace con ritmo y armonía, alternando su polaridad, balanceándose entre los
polos positivo y negativo de ondas eléctricas. Este intercambio balanceado
constituyen su latido y respiración.
Nosotros podemos
aplicar el intercambio rítmico y balanceado para hallar el equilibrio entre
todos nuestros aspectos y así armonizarnos con los ritmos naturales. A partir
del silencio y la calma mental, desarrollar la musicalidad.
La armonía de la música
está en el arte de combinar los sonidos y los silencios. El instrumento es el
cerebro pero el director de la orquesta es el espíritu que habita en el
corazón.
Su campo de información
Todo existe como
un campo de energía, un modelo vibracional único de energía e información. Todo
lo que existe es esta misma energía en distintas manifestaciones.
El campo
energético generado por cada órgano de nuestro cuerpo brinda coherencia y orden
al organismo y contienen información para controlar todo el cuerpo, por sobre
el nivel molecular y bioquímico.
El corazón emite
ondas constantemente. Genera un campo electromagnético mucho más poderoso que
el cerebro. Emite sonido, calor,
presión, señales electromagnéticas, luz y cada célula del cuerpo recibe su
influencia. Estas ondas transportan información que influyen en la actividad
cerebral.
El corazón es un
sofisticado centro de codificación y procesamiento de información. La
información dentro de su campo cambia a medida que experimentamos diferentes
emociones y estados mentales. Este cambio puede afectar a las células, a las
moléculas de agua, al ADN y también influenciar en otros seres.
Las emociones
positivas activadas conscientemente hacen que el ritmo del corazón se haga más
regular y coherente y su campo electromagnético más organizado y expansivo
influyendo y modificando el campo de los seres vivos que nos rodean.
Los animales y
las plantas son muy sensibles a esta información.
Si varias
personas activan un sentimiento positivo y de amor en un ambiente determinado
provocan que el campo se vuelva más intenso y brillante expandiendo así la
conciencia y las dimensiones del espacio tiempo.
Nuestro cuerpo
emite y recibe ondas todo el tiempo. Es el reflejo de algo que es no físico, de
una vibración sutil e interconectada.
Su conexión con el cerebro
Las ondas que el
corazón emite constantemente (luz, sonido, calor, señales electromagnéticas,
presión) transportan información que influyen en la actividad cerebral.
Esta información
influye en las funciones cerebrales más especializadas como la atención, la
percepción, el aprendizaje y el procesamiento de las emociones.
Los mensajes que
el corazón envía al cerebro afectan el cómo nos sentimos y percibimos nuestro
entorno.
Hay más vías
nerviosas llevando información del corazón al cerebro que a la inversa.
Particularmente por el sistema nervioso autónomo o neurovegetativo que conecta
mediante potenciales eléctricos y sustancias químicas estructuras cerebrales
como el hipotálamo y la corteza.
El sistema
nervioso realiza conexiones llamadas sinapsis: de neurona a neurona o de
neurona a músculo o glándula. La sustancia que activa la sinapsis recibe el
nombre de neurotransmisor.
Los neuropéptidos
son cadenas de aminoácidos que se localizan en el interior de la célula. Actúan como transmisores globales en el
cerebro. Según el tipo de pensamiento que tengamos o grupo de neuronas que se
active tendremos un tipo de química correspondiente. Los neuropéptidos son los
responsables de que sintamos placer, miedo, sueño, hambre o motivación. Las
emociones y pensamientos tienen su expresión química en el cuerpo. La risa y
las emociones positivas como la autoconfianza favorece la secreción de
neuropéptidos cerebrales que activan a los receptores de las membranas de las
células modificando su comportamiento, como las encefalinas y endorfinas que
provocan una sensación de bienestar al modificar a ciertos receptores para el
dolor.
Cuando las
descargas neuronales se sincronizan entre sí generan redes que integran las
funciones cognitivas y afectivas.
Para que la
información fluya libremente debe haber una comunicación entre los tres niveles
del cerebro.
El sistema
nervioso autónomo está controlado por el cerebro primitivo y por el sistema
límbico. En el cerebro reptil se encuentra el control de las funciones básicas
del organismo (corazón, circulación sanguínea, respiración, etc) su papel es
importante en la autorregulación del organismo. El cerebro medio o emocional
está dotado de un sistema límbico, formado por partes del tálamo, hipotálamo,
hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso y mesencéfalo. Es el responsable
de la vida afectiva, de la formación de la memoria y el aprendizaje. El cerebro
superior o neocórtex está relacionado con el desarrollo de la corteza cerebral
que es la capa de tejido neuronal, la sustancia gris, que centraliza e
interpreta las sensaciones, elabora las respuestas conscientes, controla los
movimientos voluntarios. Se realizan los procesos intelectuales superiores: la
visión integral de modo perceptivo del hemisferio derecho y el análisis de modo
operativo del hemisferio izquierdo.
Si abrimos el
corazón y la mente podremos disfrutar del equilibrio de ambos hemisferios
cerebrales expandiendo así nuestra conciencia y podremos influir en el entorno
y en los demás de manera positiva. Abandonando el miedo y las preocupaciones y
reemplazándolas por sentimientos positivos de autoconfianza y amor, podremos
sintonizar con frecuencias superiores percibiendo y proyectando una realidad
más amplia.
Su influencia en el ADN y en el sistema inmunitario
El corazón emite ondas que generan coherencia
molecular, en el agua del cuerpo, en el ADN y en todos los procesos bioquímicos fundamentales
del organismo.,
La molécula de ADN se ve afectada por esta
coherencia en su forma, función y formación genética. El ADN es un
superconductor que toma la información electromagnética del medio ambiente, la
almacena y después de codificarla puede también emitirla.
Las emociones, los sentimientos, los
pensamientos son vibraciones. Ondas que transportan patrones de información y
perturban el campo por el que se desplazan. La molécula de ADN es como una
antena que recibe y emite mensajes, traduce y transcribe información y la
convierte en materia, en proteínas que formarán estructuras, funciones, etc.
Está conectada a campos de energía. El amor y el sentimiento positivo son ondas
de alta frecuencia que provocan en el ADN que sus cadenas y nucleótidos vibren
y se activen en mayor número, generando además de beneficios fisiológicos, una
conciencia más amplia y de mayor dimensión. El miedo por el contrario, tiene
una vibración más baja, desactiva al ADN, haciendo que funcione al mínimo.
Cada célula de nuestro cuerpo es una unidad
de conciencia y tiene su frecuencia de vibración natural. Cuando las células
resuenan con la propia naturaleza
aumentan su amplitud y funcionamiento, por lo que la energía vital se ve
incrementada y la información se procesa mejor.
La realidad que percibimos y creamos depende
de cómo vibre el ADN.
El miedo genera en el cuerpo una serie de
reacciones electroquímicas que nos prepara para la lucha o la huida. El
problema es que si se está siempre en posición de lucha, los órganos
fundamentales no están convenientemente irrigados y por consiguiente la
nutrición, el crecimiento y el sistema de defensa del cuerpo se ven
perjudicadas. El miedo separa y aisla. Afecta la energía del riñón y por lo
tanto disminuye la vitalidad y la resistencia a las enfermedades.
En el lenguaje químico entre la mente y
nuestro cuerpo también se ve afectado el sistema inmunitario.
El timo, la glándula situada en la base del
cuello y detrás del esternón, se lo relaciona con el chakra del corazón. Tiene
influencia en el sistema inmunológico. Los linfocitos T maduran en esta
glándula y tienen como función aislar a las células anormales y destruirlas. En
situaciones de estrés o de emociones negativas, la función de la glándula se ve
alterada disminuyendo la capacidad de defensa del cuerpo.
La vibración que neutraliza al miedo es el
amor incondicional, la compasión, que unifica e integra.
SHEN: el espíritu de la vida
Los Tres Tesoros de la vida son JING
(esencia), QI (energía) y SHEN (espíritu). Entre los tres abarcan los tres
niveles fundamentales de la existencia en todos los seres vivos: el físico, el
energético y el mental. Los Tres Tesoros son el legado natural de la vida que
todos los seres vivos reciben al nacer, y son su fuerza y su equilibrio mutuo
los que determinan la salud y la longevidad humanas.
SHEN es la energía espiritual y psíquica. Su
albergue es el corazón. No tiene sustancia, pero proporciona expresión y
apariencia al cuerpo físico. Toma al cuerpo y a la sangre como base material.
SHEN engloba todas nuestras facultades
mentales, entre las que se incluyen el pensamiento racional, la intuición, el
espíritu, la atención, la voluntad y el ego. Es el director psíquico de la
conciencia, responsable de la coherencia y la inteligencia, es indispensable
para el equilibrio de la razón y las emociones. Mantiene relación con nuestra
memoria ancestral, un tipo de memoria colectiva donde se atesoran las experiencias
de la especie humana. A la misma se accede a través del sueño o los estados
meditativos.
El SHEN es heredado en el momento de la
concepción y es continuamente alimentado después del nacimiento.
Un buen SHEN se manifiesta en el brillo de
los ojos. Cuando no es bien atesorado, hay pérdida de memoria, del sueño y de
la coherencia. Se daña la conciencia: aparecen estados de angustia, depresión y
neurosis. La alegría controlada, nutre el fuego del corazón, clarificando la
mente y armonizando las emociones.
Para la Medicina China es el “emperador”,
pero dado el caso puede ser removido. Los estados emocionales que ya no nos
sirven pueden ser removidos o reemplazados por una nueva actitud o mentalidad.
Las cinco actividades elementales
La teoría de los cinco elementos explica en
profundidad las relaciones cosmológicas entre el hombre y el universo. Se
manifiestan en el cuerpo humano a través de su relación con los cinco grupos de
órganos emparejados, principalmente los órganos Yin sólidos. El corazón es
gobernado por el elemento Fuego, el hígado por la Madera, los riñones por el
Agua, el bazo por la Tierra y los pulmones por el Metal.
Estas cinco fuerzas cósmicas actúan mediante
las leyes de generación y dominación. El fuego del corazón es generado por la
energía de la madera del hígado que al arder engendra el fuego. El fuego
produce cenizas que nutrirán la energía de la tierra del bazo. En la
dominación, el elemento agua del riñón elimina el fuego del corazón
extinguiéndolo y el fuego domina la energía del metal del pulmón fundiéndolo.
Ejemplos de desequilibrios y la aplicación de
los cinco elementos:
.Cuando la energía Madera del hígado arde
descontroladamente, provoca una excesiva excitación de la energía Fuego del
corazón, según la relación generativa entre Madera y Fuego. Para restaurar el
equilibrio de ambas se puede sedar el hígado, a fin de eliminar sus efectos
inflamatorios sobre el corazón, o tonificar los riñones para reforzar su
energía Agua, lo cual resulta doblemente eficaz, puesto que la energía Agua
alimenta la Madera del hígado afectado y al mismo tiempo elimina el exceso de
Fuego del corazón.
.Una persona de tez muy rojiza (color fuego)
con excesiva alegría, probablemente tenga un corazón hiperactivo. En este caso
para equilibrar la energía se podría sedar con hierbas yin de naturaleza
refrescante o bien tonificar los riñones, a fin de reforzar la energía Agua
para eliminar el exceso de calor en el corazón.
Existen además otras relaciones
correspondientes con cada órgano, en el que a cada uno le corresponde una
determinada emoción, color, órgano sensorial, etc.
El corazón se relaciona con:
Elemento: Fuego
Órgano Yang: intestino delgado
Sentido que controla: palabras
Alimenta los: vasos sanguíneos
Se expande hacia: color
Líquido emitido: sudor
Olor corporal: quemado
Temperamento asociado: emociones inestables,
alegría
Sabor: amargo
Sonido: risa
Tipo de clima peligroso: calor
Estación: verano
Color: rojo
Virtud: corrección
Desarrollo: crecimiento
Cereal beneficioso: mijo
Carne beneficiosa: cordero
El Corazón: el 4º Chakra
Los planos sutiles y el físico son diferentes aspectos
de una única realidad. Múltiples dimensiones coexistiendo al mismo tiempo. El
cuerpo y el Espíritu. Estos niveles de energía se manifiestan a través de unos
vórtices de energía llamados chakras, que significa rueda de luz.
Es a través de los chakras que los
desequilibrios emocionales pasan al nivel mental y si persisten, al nivel
físico.
Los siete chakras principales se encuentran
entre la parte inferior de la columna vertebral y la parte superior de la
cabeza.
Los tres más bajos nos conectan a la tierra
(físico-emocionales) y los tres superiores al espíritu (psíquico-espirituales).
El punto de equilibrio es el 4º chakra, el
del corazón, que representa la conexión entre lo físico y lo espiritual: entre
la tierra y el cielo. Se encuentra a la altura del corazón, en el centro del
pecho. Es el lugar donde reside el Espíritu, nuestro verdadero ser. Se
corresponde con el cuerpo afectivo o emocional superior que forma el Alma
Humana. Se abre hacia delante. Cuando este chakra está abierto, produce un
sólido sentimiento de seguridad, amor hacia los demás. El Espíritu se manifiesta.
La apertura de este centro es directamente correlativa a la merma del ego. Este
chakra abierto tendrá un efecto espontáneo curativo y transformador en otras
personas. Irradia en los colores verde y rosa y a veces también en el oro.
El chakra del corazón es responsable de la
transformación y de ofrecerse con confianza a la vida.
El chakra cardíaco o Anahata se manifiesta en
la compasión, el amor incondicional, el equilibrio y el bienestar.
La glándula del timo tiene relación con este
centro, que además de ser parte del sistema endócrino es parte del sistema
inmunológico. El timo es esa glándula no sólo terrestre, sino también
vibratoria, contiene la memoria de nuestro karma.
Cuando se expresa amor en su sentido
verdadero y más puro, el chakra del corazón se abre como una flor y gira muy
rápidamente con enorme poder, y al hacerlo, lo reconecta con sus dimensiones
más altas que vibran en esa elevada frecuencia de amor.
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