Sistema Inmunitario.¿Las emociones forman parte de las defensas? (3º parte)
¿CÓMO
MANTENER LAS DEFENSAS
ALTAS?
·
Con emociones positivas
Nuestro Sistema Inmunitario está íntimamente ligado a las emociones y a la mente.
Lo que sentimos y pensamos influye directamente en nuestro sistema inmunitario
y en la capacidad para resistir enfermedades.
El cerebro responde a cada pensamiento con una química
determinada. Los neuropéptidos (que
son cadenas de aminoácidos) actúan como transmisores globales en el cerebro y
son los responsables de que sintamos alegría, placer, miedo, sueño, hambre o
motivación. Según el tipo de pensamiento
que tengamos, según el área del cerebro, o grupo de neuronas que se active,
habrá un tipo de química correspondiente. A su vez, está química generará
pensamientos y emociones positivas o negativas, en un sistema de
retroalimentación permanente.
Las ondas que el corazón emite constantemente (luz, sonido,
calor, señales electromagnéticas, presión) transportan información que influyen
en la actividad cerebral. Los mensajes que el corazón envía al cerebro afectan
el cómo nos sentimos y percibimos nuestro entorno.
Se han descubierto en la membrana de los linfocitos y otras
células de defensa, receptores para estos neuropéptidos, de manera que el
estado emocional de la persona influye directamente sobre su sistema de
defensas, resistencia a las enfermedades, el control y eliminación de células y
microorganismos nocivos.
En situaciones de estrés o de emociones negativas
reiteradas, la glándula del Timo se
ve alterada en su función, disminuyendo significativamente la capacidad de
defensa del organismo. El exceso de problemas, de pensamientos y obligaciones
hace que se active el sistema neurovegetativo simpático del cuerpo, encendiendo
todo el tiempo mecanismos de alarma, y provocando que el
sistema se desgaste. Esta posición de lucha hace que los órganos fundamentales
no estén convenientemente irrigados y por consiguiente la nutrición, el
crecimiento y el sistema de defensa del cuerpo se vean perjudicados.
Por eso la higiene
emocional es tan importante como la higiene corporal.
La risa
y las emociones positivas como la autoconfianza, favorecen la secreción de
neuropéptidos cerebrales, que activan a los receptores de las membranas de las
células modificando su comportamiento.
Los pensamientos, las emociones, los sentidos, la actividad
celular, el impulso nervioso, el latido cardíaco, la respiración, el movimiento
del cuerpo: todas son formas de vibración.
La vibración de la membrana que delimita las células, la membrana plasmática,
produce un tipo de sonido, que puede ser detectado. Investigaciones
han mostrado que las células suenan diferente según varían sus condiciones, y
que incluso pequeños cambios de temperatura hacen que la nota varíe.
Actualmente la música,
como terapia, ocupa un rol fundamental en la cura de muchas enfermedades
neurológicas, inmunológicas y degenerativas.
Hay muchos estudios científicos sobre la relación existente
entre el ritmo, la voz y el sonido con respecto a las ondas cerebrales y los estados no
ordinarios de conciencia.
El Dr. Mitchell Gaynor (oncólogo norteamericano) ha
demostrado que el sonido influye en
el proceso de curación alterando las funciones celulares mediante efectos
energéticos, que cambian incluso el metabolismo de la célula y su homeostasis,
calman la mente y con ello relajan el cuerpo físico. A la vez influye en las
emociones, que generan neurotransmisores y neuropéptidos cerebrales que ayudan
a regular el sistema inmunitario.
Fabien Maman, investigador y compositor francés, dedujo que
la voz tiene una vibración más
poderosa que cualquier instrumento musical y le atribuyó este poder a la conciencia que es capaz de poner el ser
humano en ella. El sonido es una onda
portadora de conciencia, y dependiendo de dónde esté situada la conciencia
de un individuo cuando crea un sonido, éste lleva información de ese estado al
receptor, ya sea una célula o cualquier ser vivo. Ciertas vibraciones refuerzan
a las células y a los tejidos sanos e inhiben a las células enfermas.
El acto de limpiar y eliminar cotidianamente viejos
sentimientos, miedos, preocupaciones,
ansiedades y pensamientos negativos, y reemplazarlos por una nueva manera de
percibir al entorno y a nosotros mismos, con motivación y de manera positiva, generará
un torrente de sustancias químicas y energía, que no solo fortalecerá el
sistema inmunitario, si no que será fuente de salud y felicidad.
El amor y el sentimiento positivo son ondas de alta
frecuencia que provocan en el ADN de las células, que sus cadenas y nucleótidos
vibren y se activen en mayor número, generando además de beneficios
fisiológicos, una conciencia más amplia y de mayor dimensión.
El ADN puede ser
influenciado y reprogramado por las palabras y las frecuencias. Es
posible con el pensamiento, las imágenes mentales y la palabra, influir a nivel
genético en nuestras células y en la curación de enfermedades. Nuestro
ADN no es sólo responsable de la construcción de nuestro cuerpo sino que
también sirve como almacenaje de información y comunicación.
Las proteínas que forman neurotransmisores, enzimas y otras
moléculas son la base de la conexión entre neuronas y la formación de redes
neuronales. La plasticidad neuronal está relacionada directamente con la
capacidad plástica y la versatilidad de las proteínas.
Cuando las funciones cerebrales se equilibran y el
pensamiento está sereno y unificado, se puede crear un lenguaje más armónico y
profundo, cuyos patrones de vibración modelen verdaderamente la forma física
por medio del ADN.
Las creencias generan una determinada química que afecta
directamente a cada célula del cuerpo. Lo que creemos impacta profundamente en
la organización de la materia, es decir, en el cuerpo físico y por lo tanto en
la realidad que se genera.
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