Salud (protección solar)

DISFRUTAR DEL VERANO SIN DESCUIDAR LA PIEL

                                                                                               



 El sol es fuente de luz y de vida, pero también puede provocar daños si nos exponemos a él sin un debido control.
 Nuestro cuerpo cuando se expone a los rayos solares UV sintetiza la vitamina D (calciferol) encargada de regular el paso de calcio a los huesos. Pero para su síntesis basta con una breve exposición. Su carencia provoca raquitismo, enfermedad que afecta especialmente a los niños.
Así como sus rayos nos aportan salud y energía, también es importante cuidarse de sus efectos nocivos.
El sol emite tres tipos de rayos ultravioletas los UV-A, UV-B y UV-C, pero a causa de la absorción por parte de la atmósfera terrestre, el 99% de los rayos ultravioletas que llegan a la superficie de la Tierra son del tipo UV-A. La radiación UV-C no llega a la Tierra porque es absorbida por el oxígeno y el ozono de la atmósfera, por lo tanto no produce daño. La radiación UV-B es parcialmente absorbida por el ozono y llega a la superficie de la Tierra, produciendo daño en la piel. Es importante protegerse de este tipo de radiación, ya que por su acción sobre la molécula del ADN está asociada con el cáncer de piel. Manchas, sequedad, arrugas, dermatitis y en los casos más extremos, melanoma (tumor maligno de la piel, que se origina en los melanocitos, que son células que producen el pigmento) son los daños producidos por la exposición solar sin la adecuada protección.

Quemaduras Solares
Las quemaduras solares producen un eritema intenso (enrojecimiento de la piel debido al aumento de la sangre contenida en los capilares). Es un proceso inflamatorio local en la zona, que como consecuencia, produce una alteración de la permeabilidad de los vasos sanguíneos que pierden plasma y éste se acumula entre las capas de la piel formándose las ampollas. La piel dañada, posteriormente se desprende mediante un proceso natural de renovación celular, mediante la eliminación de las células muertas de la epidermis.
El proceso inflamatorio se traduce en una serie se síntomas como calor local e incluso fiebre, prurito y descamación. 
Las consecuencias a largo plazo de las quemaduras solares son el fotoenvejecimiento (aparición precoz de arrugas y manchas) y el aumento del riesgo de padecer cáncer de piel.
¿Qué hacer cuando la piel se quema tras una exposición solar?
Como primera medida aplicar hielo o compresas frías sobre la zona quemada, con esto se consigue reducir el eritema y el calor local de la zona. El uso del gel de la hoja de Aloe Vera es muy eficaz en casos de quemaduras debido a sus propiedades antisépticas, bactericidas, antiinflamatorias, regeneradoras y cicatrizantes para la piel. También el uso de la "Crema Regeneradora con Aloe Vera", y el "Gel post-solar con Aloe vera" por su alto contenido de esta planta es altamente eficaz para tratar las quemaduras solares.




Consejos para tener en cuenta:
  • Protección Solar: Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (entre las 12 hs y 16 hs). Se recomienda el uso de protector solar. Éste debe ser elegido de acuerdo con el tipo de piel. Los filtros y pantallas con Factor de Protección Solar (FPS) 15 o más, deben utilizarse cada vez que se exponga la piel al sol. Deben aplicarse 30 minutos antes de iniciarse la exposición ya que son eliminados por el sudor y el agua. Repetir el procedimiento cada 2 horas  o con mayor frecuencia a causa del sudor o los baños de inmersión.
  • Proteger a los bebés y niños del sol y del calor: Ellos son los que más sufren de la exposición solar. No olvidar que el daño solar es acumulativo. Los niños quedan más expuestos porque son los que pasan más horas jugando al rayo del sol en un día de playa o camping, sin darse cuenta del calor, ni del paso de las horas. Los bebés menores de 6 meses no deben ser expuestos al sol en el horario de 11 hs a 16 hs. Es imprescindible proteger a los bebés y niños con un gorro y una remera y mantenerlos hidratados. Utilizar pantallas solares y no dejar que permanezcan muchas horas jugando en lugares donde el sol se refleje en paredes blancas, o vidrios, también en el agua o la arena. Esto evitará las quemaduras solares, la deshidratación y que su vista se dañe.


  • Usar ropa adecuada: Permite que el cuerpo se sienta fresco y así se evite la sudoración excesiva o los roces que generan irritaciones y molestias. Cuidar la piel de todo el cuerpo implica evitar usar ropa y calzado con materiales que favorezcan la aparición de hongos por la creación de un ambiente húmedo, o bien que puedan causar heridas o alergias en la piel. Preferentemente el uso de sombreros con ala ancha (10 cm), que proyecten sombra sobre el rostro y protegen las orejas, a diferencia de la gorra que solo protege la frente y el cuero cabelludo. La elección de telas adecuadas son las que no se peguen demasiado al cuerpo y de material fresco, que eviten la humedad y dejen respirar la piel, como las de tipo algodón liviano, lino liviano y seda liviana.

Las mujeres deben dar especial cuidado a sus partes íntimas. Los genitales femeninos necesitan de la máxima circulación de aire para favorecer la regulación de la temperatura y evitar el exceso de humedad y calor. El uso de vestidos y polleras de tela fina dejan espacio entre las piernas y el aire puede pasar a través, lo que permite que la zona se mantenga fresca. Por otro lado, las prendas secas ofrecen mucha más protección que las húmedas o mojadas, ya que estas últimas favorecen la irritación de la piel y la proliferación de hongos por la creación de un ambiente húmedo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                               


  • Protegerse de los reflejos solares: La protección de las sombrillas y de los árboles es parcial. Esto significa que no protegen de los rayos que se reflejan en la arena, el agua, las paredes y otras superficies. Los rayos ultravioletas pueden penetrar el agua muy fácilmente. El agua sólo filtra el 50% de los rayo UV, por lo que el mar no constituye un escudo solar efectivo. Protegerse aún cuando está nublado. Cuando hay resolana, las nubes impiden el paso de los rayos infrarrojos (los que producen la sensación de calor) pero no bloquean las radiaciones ultravioletas peligrosas. Los rayos ultravioletas tienen la capacidad de atravesar las nubes y pueden dañar la piel. 
  • Nutrirse acorde a la época: La alimentación en verano cobra especial importancia. La exposición al sol y al calor produce sudoración y por ello, pérdida de agua, líquidos y sales minerales. Beber abundante agua evita la deshidratación.
                                                      
  •  La ingesta de alimentos con propiedades antioxidantes es importante para evitar los procesos de oxidación en el organismo, que se ve acelerado en esta época del año por la exposición al sol. Alimentos con acción antioxidante: tomates, espinacas, zapallos, zanahorias, pepinos, cebollas, uvas, cítricos, coles, damascos, moras, frutillas, arándanos. Es importante priorizar el consumo de frutas y verduras, alimentos ricos en vitaminas antioxidantes como la A, C y E. Esta última es una de las más importantes para el cuidado de la piel, ya que previene la degeneración celular, ayuda en el proceso regenerativo en caso de cicatrices y acné y contribuye al aumento del flujo sanguíneo de la piel. Está presente en aceites, frutos secos, en pescados y camarones y en vegetales como la espinaca, la zanahoria y el tomate. Las frutas que contienen abundante agua como la pera, el melón y la sandía refrescan e hidratan controlando el exceso de calor en el cuerpo, permitiendo reponer al organismo niveles de calcio, potasio, magnesio, sodio y azufre, entre otros nutrientes esenciales. Si bien todas las frutas tienen, en general, un poder diurético importante, el melón y la sandía se destacan ampliamente al respecto. Por ese motivo, si bien su ingesta resulta muy recomendable para cualquier persona, lo es más aún para quienes sufren problemas de riñón, próstata, vías urinarias en general e hipertensión. El poder depurativo del melón y de la sandía se debe a la cantidad de sales minerales que contienen estas frutas, las cuales ayudan a eliminar toxinas y ácidos acumulados en el organismo.



  • Hidratar la piel: Las altas temperaturas, la exposición al sol, la piscina, el mar y todas las actividades típicas del verano hacen que la piel se reseque más de lo normal. Las cremas y aceites hidratantes permiten recuperar la humedad perdida y son particularmente útiles si el calor reseca la piel. Es importante que contengan propiedades hidratantes y emolientes, lo que permite recuperar el agua. También, después de haberse expuesto al sol o al agua clorada de una piscina es necesario darse una ducha para hidratar la piel. La "Crema Regeneradora con Aloe Vera" es una buena aliada para hidratar la piel, recuperando la humedad perdida por el calor, evitando así su resecamiento. El uso diario de esta crema permite la recuperación de la epidermis debido a la exposición al sol y las agresiones provocadas por la sal y el cloro, gracias a sus propiedades antioxidantes y regeneradoras, favoreciendo la síntesis de colágeno.                                                                                                                                                                                                                                

   

Conclusión

La información nos ayuda a tomar conciencia para poder disfrutar del verano sin poner en riesgo nuestra salud, ya que es en esta época del año cuando aumentan los riesgos para nuestra piel. La exposición al sol y el hecho de que el calor deshidrate más rápido la epidermis y de que la sudoración aumente la humedad volviéndola más proclive a infecciones, hace que en esta época en particular los cuidados de nuestra piel deban ser mayores.


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